Nada

Nada es un libro que fue creado por Carmen Laforet en 1944 y que plasma con gran realismo la mísera vida de una familia burguesa española durante el periodo de posguerra. Carmen, con tan solo 23 años, recibió el Premio Nadal por esta obra, cuyo argumento es sencillo: al término de la guerra, Andrea, huérfana de ambos padres, se va a vivir con su abuela y su familia materna a Barcelona, donde espera comenzar sus estudios en la universidad. Pronto contrastará la cordial vida universitaria con el infierno de su casa.
Carmen Laforet, muy influyente en todos los escritores de su generación, perteneció con este libro a la corriente del tremendismo, que pretendía plasmar con gran realismo la pobreza y miseria tanto moral como material del país tras la Guerra Civil.
Yo tuve que leerme este libro hace un par de Navidades y la verdad es que me gustó mucho, sobretodo al final, porque me lo leí con muchas prisas y me agobié un montón. Algo que me gusta especialmente ahora y que odié en su día son sus descripciones minuciosas. Hacen que te metas mucho en el libro, aunque se pueden considerar como paja, claro. No sé, es un libro que siempre releo cada vez que me quedo sin ideas de lectura.
Y a continuación os pongo un cacho para que veáis su estilo narrativo:

"Sentía yo el cuerpo dolorido. Una ráfaga de aire polvoriento hizo golpear la puerta de la azotea. De lejos me llegó el aviso ronco de un trueno.
Encontré a Ena esperándome en un descansillo de la escalera. Su mirada era la mirada burlona de los peores momentos.
(...)
Me herían los ojos. Levantaba la cabeza y sus labios se curvaban con un desprecio insoportable.
Tuve ganas de pegarle. Luego mi furia se me agolpó en una angustia que me hizo volver la cabeza y echar a correr escaleras abajo, casi matándome, cegada por las lágrimas... Las conocidas fisonomías de las puertas, con sus felpudos, sus llamadores brillantes u opacos, las placas que anunciaban la ocupación de cada inquilino... "Practicante", "Sastre"..., bailaban, se precipitaban sobre mí, desaparecían comidas por mi llanto.
Así llegué a la calle, hostigada por la incontenible explosión de pena que me hacía correr, aislándome de todo. Así, empujando a los transeúntes, me precipité, calle Aribau abajo, hacia la Plaza de la Universidad.
(...)
Un papel viejo se me pegó a las rodillas. Miré aquel aire grueso, aplastado contra la tierra, que empezaba a hacer revolar el polvo y las hojas, en una macabra danza de cosas muertas. Sentí un dolor de soledad, más insoportable por repetido, que el que me acometía al salir de casa de Pons, unos días atrás. Ahora era como un castigo el que el llanto se me hubiese acabado. Por dentro me raspaba, hiriéndome los párpados y la garganta."

P.D: Podéis comentar antiguas entradas. Leo los comentarios y respondo si procede.